El trabajo en equipo, más allá de las satisfacciones; representa una labor complicada que requiere la gestión de un líder con gran destreza y conocimiento de las facultades que cada miembro aporta al todo. Muchas veces, en ausencia de estas condiciones, las relaciones pueden comenzar a mostrar deterioro, afectando el bien común y la obtención de la meta que todos persiguen.
¿Cómo podemos desarrollar el liderazgo en pro de nuestras labores?
El liderazgo es un término que busca primero desafiar nuestras propias conductas y comportamientos. Inicialmente debemos liderarnos a nosotros mismos, desarrollando autoconfianza e inteligencia emocional; luego de automotivarnos como líderes, seremos capaces de inspirar a nuestros seguidores en el plano laboral y personal. Al final los resultados de nuestra labor tendrán éxito, valor agregado y mayor satisfacción cuando se logran en equipo.
El trabajo conjunto es clave.
¿Cómo potenciar el entusiasmo de nuestro equipo de trabajo?
El gran reto del líder moderno es inspirar al equipo, facilitando espacios que permitan creatividad y aprendizaje constante, retando los métodos tradicionales de tomas de decisión, e involucrando a los seguidores como protagonistas del éxito.
Motivar, escuchar y ser escuchado; delegar de manera responsable y motivadora las labores que en el pasado solo debía hacer el “Jefe”; descubrir y desarrollar con mucho entusiasmo, el talento de los miembros del equipo; hará posible que al final, resulte enriquecedor celebrar las victorias colectivas, y es ése el momento adecuado para buscar un nuevo reto.
Por eso el clima laboral y la potencia de un equipo nacen en su interior, no en el entorno.
¿Qué tipo de lecciones podemos seguir para establecer respeto, comunicación y confianza en los equipos?
La mejor lección del líder, es modelar con el ejemplo. Debemos facilitar espacios para potenciar la comunicación, abandonar los viejos esquemas de retroalimentación para inspirar de cara al futuro, fortalecer el “feedforward” en vez de “feedback”; fomentar constantemente la integración para desactivar las parcelas o facciones alrededor de la evolución y cambio.
Debemos desarrollar de manera visible, alianzas de valor con pares, de tal forma q los seguidores copien la actitud. Finalmente hay que fraguar consistencia entre “lo que se dice” y “se hace” para generar confianza y credibilidad.
¿Cómo identificar las señales que delatan la ausencia de motivación?
Las conductas y los comportamientos de las personas, se derivan del ambiente en el que se desempeñan. La falta de motivación es también el reflejo de la falta de integración.
Socialmente vivimos e interactuamos en comunidades, por eso el trabajo en equipo es fundamental para generar un ambiente motivador y que detecte a tiempo la apatía. La apatía, es el principal enemigo de la motivación del equipo, y es el líder quien debe atenderla de inmediato; inspirando, creando ilusión en los desafíos, y tendiendo hilos muy finos entre el resultado y la calidad de vida.
Al final tu actitud se fortalecerá ante las circunstancias que viva el equipo bien sea de éxito o de aprendizaje.
Prácticas erradas que debemos evitar en nuestra relación de equipo:
Actitud prepotente y egocéntrica (sabelotodo). Preferimos gente humilde y apasionada dispuesta a seguir aprendiendo.
Propiciar las facciones o parcelas. Preferimos equipos integrados, involucrados y orgullosos por lo que hacen.
Zonas de confort. Debemos mantenernos en constante reto. Está en juego la familia, trabajo y nuestra querida Venezuela.
Conductas que debemos reforzar en nuestra relación de equipo:
Mente ganadora y jamás abandonar los sueños, indistintamente de circunstancias, buscar y aprovechar oportunidades.
Tener conciencia de equipo, respetar las ideas y agregar “VAMOR” (VAlor y AMor) en todo lo que hacemos.
Finalmente, asegurarte que estás trabajando inspirado y apasionado para vivir, y no viviendo para trabajar.
Confianza, comunicación y equilibrio, son claves para mantener la salud y productividad de nuestro equipo. Asimismo, el rol de líder debe ejercer una figura de motivación constante que siembre en cada miembro de un todo, una semilla de compañerismo y cordialidad, lo suficientemente fuerte como para germinar éxito y triunfos en conjunto.
¡A trabajar!
¿Cómo podemos desarrollar el liderazgo en pro de nuestras labores?
El liderazgo es un término que busca primero desafiar nuestras propias conductas y comportamientos. Inicialmente debemos liderarnos a nosotros mismos, desarrollando autoconfianza e inteligencia emocional; luego de automotivarnos como líderes, seremos capaces de inspirar a nuestros seguidores en el plano laboral y personal. Al final los resultados de nuestra labor tendrán éxito, valor agregado y mayor satisfacción cuando se logran en equipo.
El trabajo conjunto es clave.
¿Cómo potenciar el entusiasmo de nuestro equipo de trabajo?
El gran reto del líder moderno es inspirar al equipo, facilitando espacios que permitan creatividad y aprendizaje constante, retando los métodos tradicionales de tomas de decisión, e involucrando a los seguidores como protagonistas del éxito.
Motivar, escuchar y ser escuchado; delegar de manera responsable y motivadora las labores que en el pasado solo debía hacer el “Jefe”; descubrir y desarrollar con mucho entusiasmo, el talento de los miembros del equipo; hará posible que al final, resulte enriquecedor celebrar las victorias colectivas, y es ése el momento adecuado para buscar un nuevo reto.
Por eso el clima laboral y la potencia de un equipo nacen en su interior, no en el entorno.
¿Qué tipo de lecciones podemos seguir para establecer respeto, comunicación y confianza en los equipos?
La mejor lección del líder, es modelar con el ejemplo. Debemos facilitar espacios para potenciar la comunicación, abandonar los viejos esquemas de retroalimentación para inspirar de cara al futuro, fortalecer el “feedforward” en vez de “feedback”; fomentar constantemente la integración para desactivar las parcelas o facciones alrededor de la evolución y cambio.
Debemos desarrollar de manera visible, alianzas de valor con pares, de tal forma q los seguidores copien la actitud. Finalmente hay que fraguar consistencia entre “lo que se dice” y “se hace” para generar confianza y credibilidad.
¿Cómo identificar las señales que delatan la ausencia de motivación?
Las conductas y los comportamientos de las personas, se derivan del ambiente en el que se desempeñan. La falta de motivación es también el reflejo de la falta de integración.
Socialmente vivimos e interactuamos en comunidades, por eso el trabajo en equipo es fundamental para generar un ambiente motivador y que detecte a tiempo la apatía. La apatía, es el principal enemigo de la motivación del equipo, y es el líder quien debe atenderla de inmediato; inspirando, creando ilusión en los desafíos, y tendiendo hilos muy finos entre el resultado y la calidad de vida.
Al final tu actitud se fortalecerá ante las circunstancias que viva el equipo bien sea de éxito o de aprendizaje.
Prácticas erradas que debemos evitar en nuestra relación de equipo:
Actitud prepotente y egocéntrica (sabelotodo). Preferimos gente humilde y apasionada dispuesta a seguir aprendiendo.
Propiciar las facciones o parcelas. Preferimos equipos integrados, involucrados y orgullosos por lo que hacen.
Zonas de confort. Debemos mantenernos en constante reto. Está en juego la familia, trabajo y nuestra querida Venezuela.
Conductas que debemos reforzar en nuestra relación de equipo:
Mente ganadora y jamás abandonar los sueños, indistintamente de circunstancias, buscar y aprovechar oportunidades.
Tener conciencia de equipo, respetar las ideas y agregar “VAMOR” (VAlor y AMor) en todo lo que hacemos.
Finalmente, asegurarte que estás trabajando inspirado y apasionado para vivir, y no viviendo para trabajar.
Confianza, comunicación y equilibrio, son claves para mantener la salud y productividad de nuestro equipo. Asimismo, el rol de líder debe ejercer una figura de motivación constante que siembre en cada miembro de un todo, una semilla de compañerismo y cordialidad, lo suficientemente fuerte como para germinar éxito y triunfos en conjunto.
¡A trabajar!