“No es porque las cosas sean difíciles, que no nos atrevemos.
Es porque no nos atrevemos, que las cosas son difíciles.”
Séneca.
Estas palabras pronunciadas alguna vez por Séneca, se refieren al concepto de autoeficacia, que se define como la fuerza de convicción de uno mismo para poder ejecutar con éxito una tarea para producir un cierto resultado.
En la práctica deportiva, es fundamental que exista el juego, entendido como tensión y disfrute; la agonística, que es el espíritu de lucha; y la competencia, que implica comparación, medida así como la búsqueda de resultados, el éxito y la mejora continua. Juego, Agonística y competencia deben estar en armonía para lograr el éxito y la realización personal.
La integración de la planificación del entrenamiento psicológico con los componentes físicos, técnicos y tácticos supone un cincuenta por ciento de la efectividad en las potencialidades del atleta.
En la actualidad, los deportistas de elite y aquellos que son amateurs están aprendiendo a mejorar sus capacidades atléticas con técnicas que van más allá del entrenamiento ordinario para conseguir ventajas justas sobre sus competidores.
El entrenamiento mental que emplea la sofrología como técnica es un ayuda ergogénica, esto significa, que ayuda a aumentar el ritmo de trabajo y a superar los obstáculos o barreras para el rendimiento óptimo.
Podemos clasificar a las barreras para el rendimiento óptimo en tres:
1) Barreras fisiológicas: limitan la producción de energía.
2) Barreras biomecánicas: limitan la capacidad para utilizar la energía de manera eficaz.
3) Barreras psicológicas: limitan la capacidad para controlar la energía.
Los tres tipos de Barreras son interdependientes porque una barrera psicológica puede interferir en la producción de energía y en la correcta utilización de la misma.
Todo deporte es tanto psicológico como fisiológico ya que los pensamientos, imágenes y pautas mentales actúan como mecanismos de dirección y control.
Las diferencias en la capacidad de concentración, autoconfianza., automotivación y autodirección psicológica son críticas a la hora de perder o ganar
La sofrología es una técnica sensorio imaginaria que va directo al inconsciente del sujeto, al esquema corporal sentido, reprogramando la mente en positivo, facilitando de este modo un reencuentro con sus recursos potenciándolos al máximo.
Los sistemas de energéticos están vinculados con el estado de ánimo del deportista siendo el afecto el motor del aprendizaje y de la ejecución deportiva. A través de la sofrología de puede aumentar o disminuír la activación del deportista hasta alcanzar el estado óptimo mediante el control de la respiración y la reprogramación interna del hemisferio izquierdo (diálogos internos) y derecho
(Imágenes) del cerebro.
¿Por qué una preparación mental?
La preparación mental sirve para alcanzar los siguientes objetivos:
· Favorecer la recuperación después del esfuerzo.
· Aprender a afrontar los acontecimientos de forma positiva.
· Mejorar la calidad del sueño.
· Activarse física y fisiológicamente antes del esfuerzo.
· Motivarse, luchar contra el cansancio y el desánimo.
· Desarrollar el esquema corporal y mejorar el conocimiento de uno mismo.
· Estimular el poder de concentración.
· Favorecer la comprensión de los demás y la cohesión del equipo.
· Aliviar el estrés.
· Desarrollar la memoria, la imaginación y la creatividad.
· Recobrar la confianza en uno mismo.
· Favorecer el desarrollo de la personalidad.
· Aprender a disfrutar del éxito sin culpas ni temores.
¿Quien puede beneficiarse de la sofrología aplicada al deporte?
Entrenadores, deportistas de elite y toda aquellas persona de cualquier edad o
nivel de actividad deportiva.
¿Cuándo poner en marcha un plan de entrenamiento psicológico?
En la pretemporada, porque es una etapa en la que los deportistas tienen el tiempo suficiente para aprender y asimilar de forma efectiva las destrezas psicológicas.
¿Quién debe dirigir el programa de entrenamiento mental?
El psicólogo y el entrenador y por qué no integrar al preparador físico y al médico deportólogo, quienes comparten muchas horas con el deportista, formando un equipo de trabajo en el que cada uno respete el campo de acción del otro.
¿Cuándo practicar las técnicas sofrológicas?
El adiestramiento básico de este tipo de estrategias debe llevarse a cabo en sesiones especiales.
Cuando ya se dominan lo suficiente, se realizarán en los diez o quince minutos antes o después de las sesiones de entrenamiento físico.
Tan pronto como sea posible, se integran las destrezas adquiridas con el entrenamiento de las destrezas físicas de cada deporte concreto, siendo el paso siguiente, practicar las destrezas en la competición simulada y luego en la competición real.
Para finalizar resumiremos las palabras claves del sofrólogo en tres que son:
DIALOGO: Dialogar con el deportista para conocer y comprender su personalidad, sus valores, así como sus miedos y frustraciones. También tiene que conocer sus imágenes y diálogos internos que pueden ser limitantes o potencializadores.
El diálogo también es importante para conocer los objetivos del deportista, redefinirlos en el caso de ser necesario y establecer los objetivos del tratamiento.
El diálogo pre y post sofrónico nunca deben ser dejados de lado en ninguna sesión.
ADAPTACIÓN: El sofrólogo no impone, sino que emplea la persuasión respetando la libertad y la autonomía del deportista para programarlo en positivo.
LIBERTAD Y AUTONOMÍA: El sofrólogo está lejos de ser un salvador, sino que es un facilitador que ayuda al deportista a asumir la responsabilidad de sus logros. Responsabilidad significa “capacidad de dar respuesta” siendo así el objetivo del sofrólogo que el deportista adquiera herramientas para resolver los obstáculos que se le presente y se desarrolle como persona pudiendo disfrutar de la práctica deportiva, ya que cuando esto no sucede, el deporte deja de ser deporte porque el juego y el disfrute han quedado afuera.
Se puede ser un buen deportista si perder la sonrisa, ya que es ella la que enciende el entusiasmo y las ganas de seguir participando.