El conflicto
Por favor, observe su propio estado. ¿Cómo se observa a sí mismo? ¿Lo hace como un espectador que mira algo que está separado de él, lo que significa que hay una división, una contradicción entre el observador y lo observado? ¿O observa sin el observador? Por favor, preste atención a esto, es importante. Cuando miramos el tremendamente complejo proceso de nuestra propia conciencia, cuya esencia es el conflicto, es importante comprender qué entendemos por mirar, por observar. Estoy seguro de que la mayoría observa como una persona que mira dentro desde fuera, consciente de sus conflictos, pero que los observa como un censor, un juez, como un observador separado de lo que observa. Eso es lo que la mayoría hace y eso mismo impide comprender esa cosa tan compleja llamada conflicto – su enorme peso, su contenido, las distintas variedades que existen. Cuando uno observa como una persona que está fuera y mira dentro, se crea un conflicto; no comprende el conflicto sino que lo hace más grande. Cuando el observador se da cuenta del conflicto dentro de sí mismo, entonces dice: “Debo cambiar, no me gusta el conflicto, me gusta el placer”. De modo que el observador siempre tiene esa actitud sentenciosa, de censor, y cuando observa de este modo, no comprende el conflicto. Todo lo contario, lo hace más grande. ¿Ha quedado claro este punto? - Krishnamurti, Charlas de J.Krishnamurti en Saanen, 1963
El estado de atención
La mayoría de nosotros renunciamos a estar libres de conflicto y permitimos esa deriva con lo que implica, o sea, el embotamiento de la mente. Y si el dolor del conflicto es acuciante, entonces recurrimos a la creencia en Dios, esperando así encontrar la paz, pero tarde o temprano, esto también se convierte en una fuente de conflicto. O sino, tememos que a falta de conflicto, entremos en un estado vegetativo, de satisfacción, y nos volvamos torpes, por lo que mantenemos el conflicto vivo mediante discusiones intelectuales o leyendo y estando al corriente de todos los sucesos del mundo. Hay una manera de abordar este problema, esta requiere suma inteligencia y sensibilidad, y consiste en observar y darse cuenta sin elección de todo este proceso del conflicto. Si lo investigan, verán que en ese estado de atención, su mente comprende en el instante cada problema a medida que surge, de modo que el conflicto no tiene un terreno donde echar raíces. - Krishnamurti, Charlas en Saanen, 1963.
La sencillez solo surge del conocimiento propio
Nuestros problemas –sociales, políticos, ambientales, religiosos– son tan complejos que solo podemos resolverlos si somos sencillos, no volviéndonos extraordinariamente eruditos y sagaces. Una persona sencilla tiene una visión mucho más directa, experimenta las cosas más directamente que una persona compleja. Nuestras mentes acumulan tantos conocimientos que otros han dicho que somos incapaces de ser sencillos y experimentar las cosas directamente por nosotros mismos. Estos problemas requieren un enfoque nuevo y solo podemos abordarlos desde la sencillez, cuando somos internamente muy sencillos. Dicha sencillez solo surge del conocimiento propio, o sea, cuando comprendemos lo que somos, lo que pensamos, lo que sentimos, los movimientos de nuestros pensamientos, nuestras respuestas; cuando nos damos cuenta de cómo nos amoldamos a la opinión pública por miedo, o porque seguimos los preceptos de otros, lo que Buda, Cristo y los grandes santos han dicho. Todo esto pone de manifiesto nuestra tendencia natural al conformismo, a la comodidad, a la búsqueda de seguridad. Como es evidente, el hecho de ir en busca de dicha seguridad indica que vivimos en un estado de miedo, y que por tanto, no somos sencillos. - Krishnamurti, Charlas en California, Ojai, 1949
¿Por qué elegir?
Sus tendencias, sus inclinaciones, su trasfondo social, su religión, todo le empuja en una dirección determinada, y usted dice que elige. Señor, cuestiono esta manera de elegir. ¿Por qué debería elegir? Un hombre libre no elige, no se trata de elegir. En absoluto. Por eso dije al principio, que para entablar un diálogo serio, debemos explorar la cuestión de la libertad y de la paz. Sino, no podemos proseguir. - Krishnamurti, Sobre el conflicto. Primer diálogo en Roma, 1966.
Cambio en la mente
¿Puede su mente ¬¬– que ha sido condicionada por la sociedad, por la cultura en la que ha crecido¬¬– puede esa mente cambiar a través de la educación de modo que no entre nunca más en la corriente de la sociedad, bajo ninguna circunstancia? ¿Es posible educarles de otro modo? Educar en el sentido real de la palabra, no comunicar datos matemáticos o geográficos de maestro a alumno, sino más bien impulsar un cambio en la mente al impartir estas materias. Eso significa que deben ser extremadamente críticos, deben aprender a no aceptar nunca lo que no ven con claridad por sí mismos y a no repetir lo que dicen otros. - Krishnamurti, Sobre la educación
La libertad no se puede entender por medio del conflicto
Existen dos tipos de libertad, ¿verdad? Está la libertad respecto a algo como, por ejemplo, estar libre de enojo; pero esa libertad es una reacción y, evidentemente, no es libertad. Estar libre de su nacionalidad no significa absolutamente nada; una persona muy inteligente está libre de este veneno particular pero eso no es libertad en absoluto. Y también existe otra clase de libertad: un estado de la mente totalmente libre de todo esfuerzo. Dicha libertad es amor; no es como cuando dicen: “Debo aprender a amar, debo practicar el amor; odio a la gente pero voy a luchar, voy a tratar de amar.” Eso no es amor. La libertad es un estado de la mente en el que el amor no es el opuesto del odio, de los celos o de la violencia. Cuando tratamos con opuestos e intentamos liberarnos de uno para alcanzar el otro, ese otro tiene sus raíces en ese mismo opuesto. ¿No es así? No se puede comprender la libertad por medio del conflicto. - Krishnamurti, Charla pública en Saanen, 7 de julio de 1968
La vulnerabilidad no tiene un centro
La sensibilidad implica vulnerabilidad. Somos sensibles a nuestras reacciones, a nuestras heridas, a nuestra atormentada existencia; o sea, somos sensibles a nosotros mismos y en ese estado de vulnerabilidad, hay egoísmo y, por lo tanto, podemos ser lastimados y volvernos neuróticos. Ésa es una forma de resistencia que se centra esencialmente en el yo. La fuerza de la vulnerabilidad en cambio, no es el egocentrismo, es como esa hoja nueva de primavera que puede resistir los fuertes vientos y florecer. En ese estado de vulnerabilidad uno no puede ser lastimado bajo ninguna circunstancia. La vulnerabilidad no tiene un centro, no tiene yo, tiene una enorme fuerza, vitalidad y belleza. - Krishnamurti, Aprender es vivir, Cartas a las escuelas, tomo II.
Debemos comprender el miedo
Así pues, debemos comprender el miedo. Tienen miedo: miedo de sus padres, de no aprobar los exámenes, miedo de sus profesores, del perro, de la serpiente. Deben comprender y liberarse del miedo. Cuando uno se libera del miedo, nace una intensa sensación de bondad, de pensar con claridad, de mirar a las estrellas, las nubes y a los rostros con una sonrisa. Y cuando no hay miedo, uno puede ir mucho más lejos, puede encontrar por sí mismo aquello que el ser humano ha buscado generación tras generación. - Krishnamurti, Sobre la educación
El miedo es un proceso psicológico
El miedo, no solo es una respuesta de las glándulas adrenales, es también un proceso psicológico. Comprender el miedo, no de forma intelectual sino liberarse del miedo, requiere observar muy seriamente, con mucha atención. Cuando la mente –que ha sido formada en una cultura en la que se acepta el miedo como parte de la vida, con la consecuente violencia– cuando la mente comprende el miedo, entonces quizás, podemos liberarnos completamente del miedo, en el nivel consciente y también inconsciente. Explorar esta cuestión del miedo exige que observemos nuestro propio miedo, no el miedo del que nos hable alguno o el miedo a lo desconocido, sino el miedo real, el que uno siente. - Krishnamurti, Charlas en Saanen, 1968
¿Es posible ser libre?
Nos preguntamos: ¿es posible ser libre? ¿Podemos nosotros, tal como somos –condicionados, moldeados por las influencias, la propaganda, los libros que leemos, las películas, las radios, las revistas, con el efecto que tienen estas cosas sobre nuestra mente– podemos vivir con total libertad? No solo la libertad consciente sino la libertad en la raíz misma de nuestro ser. Pareciera que este es el reto, esa es la única cuestión, porque si no somos libres, no podemos amar, solo podemos tener celos, ansiedad, afán de dominar, de sentir placer, a través del sexo u otro. Si no somos libres, no podemos ver con claridad y captar ese sentido de la belleza. - Krishnamurti, Charlas en Saanen, 1968
Uno debe ser una luz para sí mismo
Uno debe ser una luz para sí mismo; esa luz es la ley. No hay ninguna otra ley. Todas las demás leyes son creaciones fragmentarias y contradictorias del pensamiento. Ser una luz para sí mismo significa no seguir la luz de otra persona, por más razonable, lógica, histórica y convincente que sea. Uno no puede ser una luz para sí mismo si está bajo la oscura sombra de la autoridad, el dogma y la conclusión. - Krishnamurti, Esa luz en uno mismo
Una nueva conciencia
Se necesita una nueva conciencia y una moralidad totalmente nueva para que se produzca un cambio radical en la cultura y la estructura social actual. Es obvio; sin embargo, la derecha y la izquierda y los revolucionarios parecen descartarlo. Cualquier dogma, fórmula, o ideología es parte de la vieja conciencia; son un invento del pensamiento y de su actividad fragmentaria – la izquierda, la derecha, el centro. Es inevitable que dicha actividad lleve a los derramamientos de sangre de la derecha, de la izquierda o al totalitarismo. Esto es lo que sucede a nuestro alrededor. Vemos la necesidad de un cambio social, económico y moral pero siempre respondemos desde la vieja conciencia donde el pensamiento es el protagonista. El desorden, la confusión y la desdicha de los seres humanos pertenecen a esa área de la vieja conciencia y si eso no cambia profundamente, la actividad humana – política, economía, religión– solo puede traer destrucción, la nuestra misma y la de la tierra. - Krishnamurti, J. Krishnamurti, Esa luz en uno mismo
La transformación de la sociedad
¿No es, pues, evidente que lo que soy cuando me relaciono con los demás forma la sociedad y que, por lo tanto, si no cambio radicalmente, no puede producirse una transformación de la función básica de la sociedad? Esperar que un sistema cambie la sociedad es eludir la cuestión, porque ningún sistema puede transformar al hombre; siempre es el hombre quien transforma el sistema, como se ve en la historia. Mientras yo, en mi relación con los demás, no me comprenda a mí mismo, seré el causante del caos, de la desdicha, de la destrucción, del miedo y de la brutalidad. Comprenderse uno mismo no es una cuestión de tiempo; uno puede hacerlo en este mismo instante. - Krishnamurti, J. Krishnamurti, La libertad primera y última
¿Por qué somos astutos y ambiciosos?
¿Por qué somos astutos y ambiciosos? ¿Acaso no es la ambición el ansia de evitar lo que es? ¿No es ser astuto una estupidez? Eso es lo que somos. ¿Por qué tenemos tanto miedo a lo que es? ¿De qué vale escapar corriendo si lo que somos siempre está presente? Puede ser que consigamos escapar, pero lo que somos sigue ahí, sigue y crea conflicto y desdicha. ¿Por qué tenemos tanto miedo a nuestra soledad, a nuestro vacío? Toda actividad que se aleja del hecho, de lo que es, inevitablemente trae sufrimiento y antagonismo. El conflicto es la negación o el escapar de lo que es; no existe más conflicto que ese. Nuestros conflictos se vuelven cada vez más complejos e irresolubles porque no los afrontamos. No hay complejidad en los hechos, solo la hay en los escapes que perseguimos. - Krishnamurti, j. Krishnamurti, Comentarios sobre el vivir, Tomo 1
Sentarse debajo un árbol
Miren, no han sido educados para estar solos. ¿Alguna vez han ido a pasear solos? Es muy importante pasear solo, sentarse debajo de un árbol, no con un libro, no en compañía sino solo, y observar cómo cae una hoja, escuchar el chapoteo del agua, la canción de un pescador, observar el vuelo de un pájaro y los pensamientos propios mientras se suceden unos a otros cruzando el espacio de la mente. Si uno es capaz de estar solo y de observar estas cosas, entonces descubrirá una riqueza extraordinaria que ningún gobierno puede grabar con un impuesto, que ningún agente humano puede corromper, y que nunca puede ser destruido. El propósito de la educación - Krishnamurti, El propósito de la educación
La sociedad no se cambia por el ejemplo
La sociedad no se cambia por el ejemplo. La sociedad se puede reformar, pueden introducirse determinados cambios a través de la revolución política o económica, pero solo el hombre religioso puede conseguir una transformación fundamental en la sociedad; y el hombre religioso no es aquel que practica el ayuno como ejemplo para impresionar a la sociedad. Al hombre religioso no le preocupa la sociedad en absoluto, porque la sociedad está basada en la codicia, la envidia, la avaricia, el miedo, la ambición. Así pues, limitarse a reformar el patrón de sociedad solo altera la superficie, no es más que otra forma de ambición más respetable. Un hombre verdaderamente religioso, en cambio, está totalmente fuera de la sociedad, porque no es ambicioso, no conoce la envidia, no sigue ningún ritual, dogma o creencia; solo un hombre así puede transformar la sociedad de forma radical, y no el reformador. El hombre que se erige como ejemplo solo crea conflicto, fortalece el miedo, y crea varias formas de tiranía. Es muy curioso cómo veneramos a ídolos y seguimos ejemplos. No queremos lo puro, lo auténtico, lo verdadero, queremos intérpretes, ejemplos, maestros, gurús, como medios para conseguir algo –lo cual es puro sinsentido y se usa para explotar a la gente. Si cada uno de nosotros pudiera pensar con claridad desde el principio, o reeducarse para pensar con claridad, todo estos ejemplos, maestros, gurús y sistemas serían absolutamente innecesarios, y de hecho lo son. - Krishnamurti, Saanen 4ª Charla pública, 3 de agosto de 1974
Es su vida
Por eso es importante comprender el proceso, cómo funciona nuestro propio pensamiento. El conocimiento propio no se puede conseguir de una persona, de un libro, de una confesión, mediante la psicología o el psicoanálisis. Debemos encontrarlo por nosotros mismos, porque es nuestra vida; y si no profundizamos y ampliamos ese conocimiento propio, hagamos lo que hagamos, por mucho que modifiquemos las influencias y circunstancias externas o internas, estaremos condenados a ese criadero de desdicha, dolor, sufrimiento. Para ir más allá de las actividades limitadas de la mente, debemos comprenderlas, y comprenderlas es darse cuenta de nuestras acciones en nuestra relación con las cosas, las personas y las ideas. En esa relación, que actúa como espejo, empezamos a vernos a nosotros mismos, sin justificación o condena; y desde ese conocimiento más amplio y profundo de la conducta de nuestra mente, es posible profundizar más aún; solo entonces, la mente puede estar silenciosa y captar la realidad. - Krishnamurti, J. Krishnamurti, Las Obras Completas Tomo V
El darse cuenta
Dondequiera que prevalezcan las actividades del yo, siempre habrá problemas. Distinguir entre las que son actividades del ego y las que no lo son, requiere una vigilancia constante. Esta vigilancia no es una forma de atención disciplinada sino un darse cuenta de todo sin elección. La atención disciplinada fortalece el yo, y ésta se vuelve un sustituto, una dependencia. El darse cuenta, sin embargo, no es autoinducido, tampoco es el resultado de la práctica; es entender completamente el problema, tanto la parte oculta como la superficial. Debemos comprender la parte superficial para que pueda aflorar la parte oculta; la parte oculta no puede salir a la luz si la parte superficial de la mente no está quieta. No se trata de un proceso verbal, tampoco se reduce a una simple experiencia. La verbalización revela el embotamiento de la mente; y la experiencia, al ser acumulativa, conduce a la repetición. El darse cuenta no es una cuestión de determinación pues cualquier dirección que tenga un propósito es resistencia, la cual tiende hacia lo exclusivo. El darse cuenta es la observación silenciosa y sin dirección de ‘lo que es’; en ese estado de darse cuenta, el problema se revela por sí mismo, y por lo tanto, se comprende y se soluciona por completo. Un problema nunca se resuelve en su mismo nivel; como es complejo, requiere que comprendamos la totalidad de su proceso. Intentar resolver un problema en un único nivel, sea físico o psicológico, conduce a más conflicto y más confusión. Para resolver un problema, tiene que suceder ese darse cuenta, ese estado de atención pasiva que revela la totalidad del problema. - Krishnamurti, J. Krishnamurti, Comentarios sobre el vivir
¿Cuál es la verdadera función de un educador?
¿Qué es la educación? ¿Por qué nos educan? ¿Nos educan en absoluto? ¿Hacer unos cuantos exámenes, conseguir un trabajo, competir, luchar, siempre con una ambición despiadada, ¿es eso educación? ¿Qué es un educador? ¿Es aquel que prepara al estudiante para que consiga un trabajo, un simple trabajo, es quien lo prepara técnicamente para ganarse la vida? Eso es lo único que sabemos hacer hoy en día. Hay muchas escuelas, universidades donde preparan a la juventud, a los chicos y a las chicas, para que adquieran conocimientos técnicos de modo que se puedan ganar la vida. ¿Es esta la única función de un verdadero educador? Tiene que haber algo más, eso es demasiado mecánico. Y luego dicen que el educador debe ser un ejemplo. ¿Están de acuerdo con eso? Deberán buscar la verdad de esta cuestión, investigar. Cuando lo investiguen, verán qué hay de verdad en todo esto, de forma concreta, sin la necesidad de un ejemplo. - Krishnamurti, J. Krishnamurti, Obras Completas Tomo VIII