Una de las tareas clave para la computación cuántica es la correcta y competente manipulación de los qubits (o bits cuánticos), las unidades básicas de información. Esta
operación no es nada fácil, debido principalmente a que un excelente
control supone un reto a la hora de preparar sistemas cuánticos. Al
mismo tiempo, se debe aplicar una secuencia correcta de operaciones.
Además, hay que ser capaz de medir los qubits, y para ello deben estar totalmente aislados del medio para evitar decoherencia. Existen numerosos artículos con diferentes propuestas de sistemas para transferir estados cuánticos. Pero, ¿existe ya el ordenador cuántico? ¿Cuáles son los mejores qubits?
Richard Feynman acuñó la idea de que ciertas
operaciones deberían ser computadas mucho más eficientemente con
ordenadores mecánico cuánticos en vez de ordenadores clásicos. Sin
embargo, el crear un ordenador cuántico no es una tarea fácil. De hecho,
es extremadamente desafiante. Entonces, ¿por qué hay tanto afán en
conseguir un ordenador cuántico? Debemos tener claro que es improbable
que un ordenador de estas características sirva para mirar el correo
electrónico o navegar por Internet. Por otro lado, un ordenador clásico
posee limitaciones en la clase de tareas que puede realizar. Un
ordenador cuántico permite una aceleración a la hora de computar algunos
algoritmos clásicos, además de algunas operaciones complejas (por
ejemplo, el algoritmo de Shor [1]). Otras tareas pueden ser llevadas a
cabo solamente utilizando un ordenador cuántico, como operaciones
complicadas de la talla de simulaciones de sistemas físicos de muchos
cuerpos o de procesos biológicos.
En la escala atómica, las leyes de la mecánica cuántica gobiernan sobre las clásicas. Así,
citando la ley de Moore: “El número de transistores por pulgada
cuadrada en circuitos integrados se ha multiplicado por dos cada año”,
llevará a la contracción de los transistores, donde los efectos
cuánticos dominarán sobre los dispositivos clásicos.
¿Qué es un qubit?
Un bit es la unidad básica de información en la computación clásica. De forma análoga, el qubit es la unidad básica de la computación cuántica.
Un qubit es un sistema mecánico-cuántico de dos estados, de hecho, una
entidad abstracta que se puede realizar físicamente de diferentes
maneras. La principal diferencia entre un bit y un qubit es que mientras
que en un ordenador clásico la unidad de información codificará ya sea
un 0 ó un 1, la naturaleza del principio de superposición en la mecánica
cuántica permite que el qubit pueda estar en una superposición de ambos estados al mismo tiempo (ver figura 2).
Esto implica que un ordenador cuántico pueda realizar muchos más cálculos simultáneamente: un sistema con N qubits podría ejecutar 2N cálculos en paralelo.
Bit, qubit, qudit
Los qubits son capaces de almacenar la información cuántica durante cierto periodo de tiempo denominado tiempo de coherencia. Cuando
el sistema se conecta con el medio ambiente debido a interacciones no
deseadas y fuera de control, existe una tendencia del sistema cuántico a
perder su cuanticidad [2], llamándose a este proceso decoherencia.
Otra característica importante es que múltiples qubits
pueden mostrar entrelazamiento cuántico, lo que posibilita que un
conjunto de qubits pueda expresar una correlación más alta que los sistemas clásicos. En el estado entrelazado, un sistema no puede ser descrito a través de un estado local.
Un qubit es un sistema bidimensional; del mismo modo
que un qudit es un sistema d-dimensional. Desafortunadamente, cuando
tratamos de operar matemáticamente con ellos se generan algunas
dificultades [3]. Sin embargo, hay varias opciones que están siendo
estudiadas y que podrían arrojar algo de luz a este respecto, y
facilitar el uso de los qudits en aplicaciones prácticas. A largo plazo,
los qudits podría simplificar algunas simulaciones de sistemas
mecánicos cuánticos y mejorar la criptografía cuántica.
Araceli Venegas Gómez