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Cuatro momentos decisivos de un emprendedor.

Tener buenas ideas y ejecutarlas no basta para ser un emprendedor, además hay que saber transitar fracasos y salir de esos momentos con decisiones inteligentes. En este artículo reconoceremos cuatro situaciones que un emprendedor debe sortear en búsqueda del éxito.
Cada vez hay más emprendedores con ideas renovadoras, cada una en su área, que brillan desde su sencillez, practicidad y modelo de negocio. En algunos casos, resulta llamativo cómo han logrado el éxito rápidamente. Sin embargo, esto es sólo una muestra del final de un recorrido, vale la pena saber que emprender puede ser un trayecto duro, difícil y lleno de fracasos.

A su vez, esta impresión del fenómeno emprendedor incentiva a otras porciones de la sociedad generando una cadena llena de eslabones. El tema es cuántos de esos eslabones quedan colgando en el camino sin formar la cadena y por qué. Una de las respuestas más rápidas es el miedo al fracaso y el fracaso en sí mismo, algo que sucede a menudo y que deben sortear con las herramientas más insólitas.
Alejandro Parise desarrolló junto con un grupo de estudiantes universitarios de Córdoba, una aplicación llamada E-valuados que emula el funcionamiento del ya popular juego para móviles Preguntados. La app que esta ideada para que los docentes la usen en sus aulas para optimizar las clases nació en concurso de desarrollo móvil y fue mutando hasta ganar el mismo.
Pero recién con el premio en las manos el equipo de trabajo logró tener más dudas que certezas: “El lunes siguiente al evento nos reunimos y nos preguntamos qué íbamos a hacer con esa idea que ya tenía forma. ¿La íbamos a continuar o a abandonaríamos? En el equipo de trabajo algunos estudiaban, otros trabajaban, yo trabaja en relación de dependencia. Teníamos que dedicarnos más tiempo aún, lo que seguía ya no era un concurso, y decidimos continuar”.
Claro que una idea puede resultar ganadora de un concurso, pero la instancia siguiente es de evaluación y estudio constante, y de un trabajo que exige caminar ciego porque no hay nadie que premie cada resultado. “Hay tener mucho valor para seguir con una idea ganadora de un concurso o que recibió un capital de inversión, o que fue captada por una aceleradora.
Así sea la primera vez que participás o la décima, cuando termina el éxtasis del juego, y para lo cual trabajaste duro, empieza el doble del trabajo. A partir de ahí, tus potenciales clientes e inversores, serán tu jurado” nos cuenta Analía Torrente, desarrolladora móvil, quien asegura que participó en varios equipos de trabajo, pero nunca se prosperó con una idea, aun cuando la misma haya ganado algo.
Momentos decisivos
Será preciso entonces que identifiquemos los momentos por los que transita un emprendedor constantemente, siempre teniendo presente que el éxito no es el punto final, sino que en ocasiones es el punto de partida:
Empezar y no renunciar: Si algo tienen los emprendedores es la capacidad de intentar, pero no todos tienen la capacidad de volver a intentar una y otra vez. Tu idea puede ser muy buena, pero no muy operativa, o puede que algunos no logren visualizarla, no la comuniques bien. Si vencés el miedo ya diste un gran paso, ahora tendrás que aprender a identificar tus debilidades para intentarlo varias veces.
Estudia tus errores: Son muy pocos los emprendimientos que logran inversión y subsisten en el ecosistema desde el primer intento. Te diría que ninguno. Verás que una vez que intentas y volvés a intentar, el fracaso se convierte en parte de tu estado de ánimo. Es importante que lidies con eso y no sólo que aprendas de tus errores, sino que te conviertas en un analítico de los mismos. Cada error suele contener un código de errores, es decir, un conjunto de decisiones que te llevaron hasta ahí. Encuentra el algoritmo que te saque rápidamente de ese lugar.
La idea no es tuya: Tuviste una idea brillante de la que no te podés despegar por más que ya hayas fracasado una y otra vez. Te levantás de ese fracaso estudiando tus errores y volvés a lanzarte al ruedo con esa misma idea. ¡Atención! No te cases con una idea. Encarpetala por un tiempo y empezá con otra cosa, es posible que no estés preparado para resolverlo por ahora, o que esa idea no sea tan brillante como te parece. Puede pasar que sólo tenés que revisar cómo lograr esa meta con otro plan de trabajo.
No tengas miedo de fracasar varias veces: ¿Cuál es la medida justa? En emprendedurismo no hay un número de fracasos ideal para saber cuándo llegará el momento del éxito, sino que existe un calendario de etapas que te propondrás al iniciar el trabajo y que será flexible tanto y en cuanto puedas adaptarte a esos cambios. No temerle al fracaso te permitirá tener un plazo de pruebas en las cuales puedas aumentar los procesos de optimización en cada ejercicio. Eso sí, prueba con pequeñas pruebas para ver qué pasa.
Ganar, vender, hacer y volver a hacer parecen ser los premios del emprendedor exitoso. Yo te diría a cambio que el verdadero premio es la experiencia adquirida, todo el aprendizaje y los contactos que harás en el camino de aprender. Las nuevas ideas se convertirán en los eslabones de tu cadena.

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