Introducción.
Nos enfrentamos al último y más importante paso, el entrenamiento de la táctica en Taekwondo. Sin embargo, no debemos olvidar que este debe estar guiado por los conocimientos que ahora poseemos acerca del comportamiento táctico, las operaciones y factores que lo regulan y condicionan. Así bien, sabemos que la resolución de los problemas y situaciones que se presentan en los combates requieren que eduquemos los aspectos perceptivos, cognitivos y motrices del deportista para que este llegue a “interiorizar” patrones de causa-efecto eficientes. Por este motivo, podemos decir que necesitamos educar a un deportista integral: no entrenamos su cuerpo, lo preparamos en su globalidad.
Con esta nueva concepción, los entrenadores de los diferentes deportes de situación se fueron dando cuenta que los modelos de planificación tradicionales (incluso muchos contemporáneos) no satisfacían sus necesidades. Esto era debido a que están basados en el desempeño condicional, respaldados por las ciencias aplicadas: fisiología, biomecánica, bioquímica, etc. Todos estos modelos se centraban en un enfoque más biológico que cognitivo. Al igual que para el resto de deportes de situación, estos modelos para nosotros son insuficientes. Debemos buscar nuevos enfoques.
Propuestas actuales para la planificación a partir de la táctica.
Sampedro, J. (1997) propone un modelo sistémico e integral, donde la referencia que guía la intervención es la competición. La planificación se realizará desde la adaptación ambiental y ecológica (esto quiere decir, desde los estímulos del combate) y teniendo como modelo la competición y la asimilación de los componentes básicos del deporte: técnica, táctica y estrategia (esta última en el caso de los deportes de equipo, para los que se ideó el modelo).
Para utilizar como referencia la competición el deportista debe de conocer a la perfección la lógica interna del combate (la enseñanza de esta se corresponde con las etapas formativas, previas al alto rendimiento). Sobre esta lógica interna diseñamos un modelo competitivo en función de las características del competidor, de la categoría, sus capacidades y condiciones. Para diseñar este modelo de combate se pueden utilizar plantillas como las de la imagen que permitan al técnico y al deportista relacionar las diferentes situaciones del combate con una forma de actuar.
El modelo competitivo constará de diferentes principios y subprincipios ofensivos (acciones directas, acciones arriba, timming, anulación, etc,) y defensivos (bloqueos, esquivas, gestión del espacio, del tiempo, etc). Debemos definirlos, pues esta forma de actuar es el ideal que perseguimos con el entrenamiento.
Una vez que definimos nuestro modelo competitivo, podremos comenzar a planificar el entrenamiento. Para ello tenemos que contemplar los factores que condicionan el comportamiento táctico y, en consecuencia, el rendimiento en competición. Estos son los perceptivos (cantidad y tipo de estímulos), los decisionales (respuestas posibles, tiempo de reacción de respuesta, etc), y, por último, condicionales externos (tipo de ejecución motriz, contracción, nº repeticiones, recuperación, velocidad de ejecución, etc) e internos (F.C., VO2max, lactato, etc). Una vez hecho esto, podemos organizar nuestras tareas en función de su parecido con la competición, si los factores condicionantes son similares o no a los de la situación real. Así, podemos definir tres categorías de tareas: generales, dirigidas y específicas, de menor a mayor similitud respectivamente.
Tareas generales: poca complejidad perceptiva y decisional (pocos estímulos, sin estímulos distractores, una o ninguna opción decisional). Son las tareas sobre las que construiremos las bases de nuestro modelo competitivo.
Tareas dirigidas: nos sirven para trabajar un principio concreto del modelo competitivo de manera predeterminada. Aumenta la complejidad perceptiva y decisional (presencia de diferentes estímulos, aunque pocos estímulos distractores, con varias opciones decisionales).
Tareas específicas: nos permiten integrar los diferentes principios del modelo competitivo, se refieren a más de uno a la vez. Son tareas con gran carga perceptiva y decisional (gran número de estímulos, presencia de estímulos distractores, decisión múltiple y libre).
Condicionantes metodológicos para el entrenamiento de la táctica.
Debido a todas las características que hemos atribuido al comportamiento táctico, debemos buscar unas condiciones para la práctica que se alejen de la concepción biológica y fisiológica del entrenamiento y doten de importancia a los procesos cognitivos que subyacen a la ejecución. Parece que el método de práctica global es el más indicado para los deportes con mayores requerimientos informacionales y decisionales. En este método la habilidad se realiza en su totalidad en la tarea propuesta, como una unidad en la que todas las partes son importantes para el conjunto. La habilidad, para ser aprendida ha de captarse en su totalidad, ya que por la naturaleza del deporte, la técnica 1 + la técnica 2 + la técnica 3, no son igual al combate.
Los métodos de práctica global son:
Método global puro: en el que siempre se utilizan tareas completas, sin ninguna modificación ni eliminación/adición de elementos.
Método global con polarización de la atención: se realiza la tarea en su totalidad pero se presta especial atención a una subtarea o elemento de la misma (por ejemplo, un combate en el que los puntos de anticipación de adelantada valen doble).
Método global con modificación de la situación real: en el que se varían las condiciones de ejecución para facilitar un aspecto de la tarea (un combate en el que el competidor A solo puede realizar contraataque (bajada), de tal forma que facilite el trabajo de anulación).
Una vez dicho esto, deducimos que nuestras tareas deben cumplir una serie de condiciones:
Variabilidad: deben existir situaciones diversas con los mismos patrones.
Incertidumbre: las tareas no pueden ser totalmente cerradas. Se deben activar los niveles de búsqueda de información del deportista.
Tener un criterio de éxito: el deportista debe saber cuándo su conducta es correcta. Esto le permitirá diferenciar entre un acierto y un error y, por lo tanto, modificar su comportamiento.
Relación con la competición: en mayor o menor grado, según el momento y el objetivo, se deben buscar situaciones en las que la ejecución y el grado emocional sea similar a la de competición. Las tareas deben conservar gran parte de la estructura formal y funcional de la competición.
Controlar la carga del entrenamiento a partir de la planificación táctica.
Tradicionalmente, al hablar de carga la atención se centra en la parte condicional, pero este modelo ha sido trascendido en los deportes de situación. Por este motivo, debemos también considerar la carga cognitiva, es decir, perceptiva y decisional. Para ello, tenemos que contabilizar los factores que anteriormente se han expuesto.
Carga perceptiva: nº estímulos y nº de estímulos distractores.
Carga decisional: nº de variables decisionales.
Carga interna: FC, VO2max., nivel de lactato en sangre.
Carga externa: Tiempo de ejecución, recuperación, repeticiones, series.
Estos factores son los que condicionarán la carga de nuestras tareas. A partir de ahí, otorgaremos un valor cuantitativo para cada uno, por ejemplo del 1 al 5, donde 1 será carga nula y 5 carga muy alta. Obtendremos una tabla como la siguiente. Ahora solo nos queda registrar todas nuestras tareas en un diario de entrenamiento, teniendo en cuenta una distribución racional de los factores fisiológicos, perceptivos y decisionales.
Conclusión.
En conclusión, debemos tener en cuenta que los deportes de situación, donde hay que resolver distintos problemas, como es el caso del Taekwondo, lo más importante es el desarrollo de un comportamiento táctico eficiente. Este depende de factores perceptivos y decisionales (cognitivos) subyacentes a la ejecución motriz, de los cuales hemos explicado sus mecanismos y características. Por este motivo, el entrenamiento debe estar orientado al desarrollo de adaptaciones tanto cognitivas como de ejecución. Sin embargo, los métodos y propuestas de planificación deportiva generalmente se orientan hacia el desarrollo condicional.
Para encontrar una metodología apropiada para conseguir los mejores resultados y adaptación al combate, debemos desarrollar una planificación con el modelo competitivo (cómo vamos o queremos competir) como meta y guiado por los factores que conforman el comportamiento táctico. Desde el combate para el combate.