J-P Sallenave
La
complejidad cada día más exigente en el mundo empresarial ha traído
como consecuencia que en muchas
ocasiones se presentan al directivo
una situación en el que una visión funcional de la operatividad de la
empresa no es suficiente. Cuando se promueve a cualquier gerente de los
niveles tácticos-funcionales (relaciones industriales, finanzas,
mercadeo, producción, etc.) a los estratégicos, frecuentemente tiene poco conocimientos
y por supuesto no domina las principales teorías, las técnicas y las
herramientas adecuadas para la administración total de la empresa. Debe
aumentar sus conocimientos de la simple administración de personal,
financiera o comercial a otra forma de gestión: la
conducción estratégica de la organización.
Esta
nueva visión presenta una gran incertidumbre por cuanto por falta de
experiencia no sabe por donde comenzar, al enfrentarse a nuevas y cada día
más complejas situaciones empresariales, en donde se entrelazan
problemas técnicos, coyunturales y humanos. No tiene la capacidad para
asociar sus conocimientos funcionales y parciales para resolver
cualquier problema, por muy sencillo que sea. En consecuencia debe
adquirir conocimientos con otros conceptos, métodos e ideas
en el proceso de análisis de problema y adopción de decisiones,
como lo es la conducción estratégica de la organización.
De
acuerdo con T. Strickland
la estrategia de una empresa se
puede definir de la siguiente manera: “es el plan de acción que tiene la administración para posicionar a
la compañía en la arena de su mercado, competir con éxito, satisfacer
a los clientes y lograr un buen desempeño del negocio”. Tomando
en cuenta esta acertada definición, la estrategia representa una gama
de acciones competitivas y una nueva misión organizacional que deben
implantar los directivos, tendente a la administración exitosa de la
compañía. Sin lugar a dudas que este nuevo enfoque estratégico
requiere de un proceso profundo de adopción de decisiones, por cuanto
se debe seleccionar el destino por medio de un rumbo seguro. Esta decisión
no es fácil debido a que identificar y seleccionar un curso estratégico
entre todas las opciones presentes es muy complejo y
justificar que entre todas las trayectorias y acciones que se pudieron
haber elegido, se decidió seguir la dirección escogida y confiar que es el mejor camino para posicionar a la compañía,
no es nada fácil. En
consecuencia la selección e implantación de un proceso de gerencia
estratégica conlleva a decisiones gerenciales entre muchísimas
opciones e indica el compromiso
empresarial con sectores
del mercado muy determinados, rumbos competitivos y estilo de actuación.
Los
expertos en planificación y gerencia estratégica coinciden que este
exitoso proceso está representado por cinco
actividades gerenciales indispensables:
- Formular una visión estratégica de lo que será la estructura de la organización y hacia donde debe dirigirse. Con la finalidad de identificar los mejores escenarios y proporcionar un camino a largo plazo, identificar en qué clase de empresa quiere transformarse y estimular internamente una visión compartida, con el objetivo de reafirmar el verdadero propósito estratégico. Tratando de ayudar a la formulación de esta visión estratégica, los directivos deben responder a la siguiente inquietud: ¿cuál es la visión para la organización, hacia dónde se debe dirigir, qué clase de empresa se está tratando de desarrollar y cuál debe ser su futura arquitectura de negocio? La respuesta a esta interrogante debe reafirmar que una visión estratégica es un mapa de caminos hacia el futuro de la empresa, del destino que lleva, de la posición que pretende ocupar y de las competencias que desea desplegar.
- Establecimiento de objetivos, esto significa, la conversión de la visión estratégica es resultados muy claros de la práctica que quiere conseguir la organización. Es decir convertir los fundamentos gerenciales de la visión estratégica y de la misión de la empresa en indicadores de desempeño (score card), instrumentos que puedan ser utilizados para medir el progreso de la empresa, es decir que los objetivos son criterios para dar seguimiento al ejercicio y al progreso de una organización.
- Crear una estrategia, para garantizar la consecución de los resultados deseados, es la respuesta de la gerencia a los componentes tan fundamentales como si se debe estar concentrada en una o varias unidades estratégicas de negocio (UENs).
- Implantar y ejecutar la estrategia seleccionada de una manera efectiva y eficiente. Esta actividad requiere de una valorización de los recursos tanto materiales como humanos para que la estrategia produzca los resultados esperados y así garantizar el momento oportuno al estilo de actuación seleccionado; sin lugar a dudas que esta actividad requiere de una competencia gerencial para innovar lo necesario para la implantación de la estrategia, ejecutarla en forma eficiente y que garantice los resultados esperados.
- Evaluar el desempeño y tomar las medidas correctivas tanto en la visión como en la misión, así como también el recorrido a largo plazo, los objetivos, la implantación de la estrategia, tomando en cuenta los resultados reales obtenidos, de las condiciones cambiantes del entorno, de los procesos creativos y de las nuevas oportunidades que se presenten. Este paso es necesario por cuanto la visión, los objetivos, la estrategia y el enfoque de la empresa a la implantación nunca son concluyentes.
Algunos beneficios de la Gerencia Estratégica:
- Permite que una empresa desarrolle la capacidad de influir en su medio en vez de sólo verse afectado por él.